Comer lo justo y lo necesario es la llave para que nuestra salud y metabolismo esté a nuestro favor, por ello acostumbrarnos a comer entre horas y en porciones razonables harán de nuestra vida un poco más fácil.
Desde niños nuestras mamás nos decían: “desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo”, esta frase que al principio nos parecía exagerada, con el transcurso de los años entendimos que ellas tenían (y tienen) mucha razón.
El desayuno es la primera fuente de alimento que recibe nuestro cuerpo al inicial el día, y nos da la energía necesaria para emprender las actividades diarias como trabajo, estudio y ejercicio físico.
Lo recomendable es que el desayuno sea equilibrado y que estén presentes los tres grupos alimenticios: cereal, fruta y proteína, acompañado de una bebida caliente o fría como el chocolate.
Esta primera comida debe aportarnos el 25% de energía diaria, es por ello que las calorías son necesarias a la hora de desayunar, eso sí, sin llegar al extremo. Varios estudios médicos indican que un desayuno ideal debe proporcionar entre 400 y 500 calorías, aquí lo que importa es la calidad y no la cantidad a la hora de comer, se recomienda:
Porción de fruta (banano o melón), huevo cocido, porción de queso, rebanada de pan y chocolate caliente o frío, o la bebida de su predilección
Desayunar bien tiene otros beneficios para nuestro cuerpo, entre los principales están:
Mejora el estado nutricional, ayuda con nuestro control de peso, sube el rendimiento físico e intelectual, mejora nuestro ánimo durante el día.
Al saltarse el desayuno o hacerlo con baja ingesta calórica, tendremos consecuencias como decaimiento, mal genio y falta de concentración, esto por el déficit de glucosa (es como la gasolina de nuestro cuerpo), ayunar no es una buena idea.
Esta es la comida más importante del día, lo sabemos, nuestro día empieza mejor con un delicioso desayuno.
Nathaly Garcia
@naganicol